domingo, 5 de diciembre de 2010

Al derecho de las mujeres a recibir educación

José Trinidad Reyes
Al derecho de las  mujeres a recibir educación
La vida de José trinidad reyes la definió desde su infancia una vocación extraordinaria por la educación;  primero para la suya propia, primero para la suya propia, y luego para la de su pueblo. En Nicaragua se ordeno como sacerdote en 1822, y posteriormente se traslado a Guatemala, donde se dedico al cumplimiento de sus tareas religiosas y al cultivo de las artes y las ciencias. En 1828 regresó a Honduras, después de haber obtenido de su orden religiosa un permiso de tres años. Sin embargo, el secreto de extinción de los establecimientos monásticos omitido en Guatemala, en 1829, lo dejo secularizado, por lo que se quedo para siempre en su país nativo, en donde se dedico, hasta el momento de su muerte, a la labor religiosa y al desarrollo de su vocación educadora. Durante veinticuatro años fue coadjutor del párroco de Tegucigalpa. En el desempeño de esta labor se dedico a la restauración de templos religiosos y destino todo su tiempo libre a hacer labor educadora y cultural. Promovió la difusión del teatro a través de la producción de las famosas pastorelas pequeñas representaciones sobre temas religiosos, e introdujo el primer piano del país. Desde 1845 gran parte de su labor cultural la desarrollo como rector de la academia literaria de Tegucigalpa. Fue enemigo del fanatismo religioso, y amante de las ciencias porque creyó que estas `` contribuyen sobre manera, ha hacer felices a los hombres y a los pueblos``.
Este reclamo lo utiliza el autor en una sociedad en donde, incluso, las mismas mujeres veían su exclusión de la educación como algo natural. De ahí que el texto revela, desde el comienzo, una acción denunciativa, aislada o individual:

Yo débil mujer, me atrevo a levantar la voz
Reclamo los derecho de mi sexo, en me-
dio de un pueblo que apenas lo conoce[1]
(2008) Paradigma



[1] José trinidad reyes, Ideas de Sofía Seyers en revista de la universidad, tomo VII, No. 2, 15 de febrero de 1915, pp. 113-116

No hay comentarios:

Publicar un comentario